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Playas de postales, ciudades pulsantes que resuenan del crepúsculo al amanecer, México es un país verdaderamente intenso. La extraordinaria diversidad de la población y su vibrante escena culinaria son sólo dos de los atractivos de nuestra vasta nación. México tiene algo bajo la manga para todo tipo de viajeros. Su extenso y cómodo sistema de autobuses domésticos, además de una activa red de vuelos, facilitan el transporte por todo el país. Todos conocemos los pueblos hoteleros y los destinos populares como Cancún, San Cristóbal e Isla Mujeres (que suelen robarse las cámaras), pero más allá de las ruidosas multitudes se extiende un país totalmente distinto para aquel que ose aventurarse. Explora más allá de la superficie y disfruta de algunos de los destinos más subestimados de México.

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Maravillas del norte

Loreto, Baja California Sur

El pintoresco pueblo de Loreto es una de las perlas subestimadas de Baja California. En estas coordenadas la pesca y los deportes acuáticos son pasatiempos predilectos, aunque sin sacrificar la riqueza natural: mediante una legislación estricta se protegen estas zonas de la pesca excesiva y la contaminación, conservando así su inmaculado esplendor. Haz un viaje en lancha hacia las Islas Coronado, con condiciones inigualables para hacer esnórquel en compañía de la vida marina del Parque Nacional de la Bahía de Loreto. Aunque no podrás pisar las islas, ya que son parte de la reserva protegida, podrás disfrutar sus riquezas naturales desde el agua.

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Maravillas de la costa oeste

Sayulita, Nayarit

A sólo unos 30 minutos del turístico y agitado Puerto Vallarta se encuentra el pueblo pesquero de Sayulita, además de sus olas ideales para surfear, es una base excelente para explorar el resto del estado de Nayarit. Aquí podrás apreciar las delicias ya famosas de la región: el tequila, los tacos de pescados y las sabrosas paletas.

Con el estómago lleno, enfílate a las Islas Marietas donde se encuentra la peculiar Playa del Amor. Para llegar a esta playa escondida es necesario atravesar un largo túnel de agua que la conecta con el océano. Hay un vacío de apenas 2 metros sobre el nivel del agua del túnel, el cual puede ser nadado o atravesado en kayak para llegar así a la playa.

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Más allá de la Ciudad de México

Palizada, Campeche

El poco poblado Palizada parece un detallado fresco de colores caleidoscópicos que lo llena de calidez. A menudo pasa desapercibido bajo la sombra de la popular Mérida, y a sólo dos horas de esta ciudad, Palizada es uno de esos lugares que te harán sentir que lo tienes sólo para ti.

Pasea en uno de los numerosos triciclos hacia El Malecón, ya ahí no te pierda el atardecer: un fondo ámbar oscurecido por el aleteo de las garzas cuando vuelan a su morada situada en las faldas de las colinas que circundan el pueblo.

Aculco, Ciudad de México

El pequeño pueblo de Aculco, a dos horas en automóvil al noroeste de la Ciudad de México, es celebrado por sus dos cascadas de basalto: la Cascada de la Concepción y Tixhiñu. Ambas ofrecen excelentes condiciones para escalar y hacer rapel.

Pero hay más en Aculco aparte de estas hipnotizantes cascadas: el pueblo mágico es una estrella subestimada en la escena culinaria, ofreciendo una abundancia de productos lácteos y carnes de muy buena calidad. Cucharadas de helado casero, sabrosos quesos y seductores pastelillos te esperan en sus estrechas y bucólicas calles.

Tepotzotlán, Ciudad de México

El pueblo de Tepotzotlán es una alternativa más silenciosa y afable a la colosal y vasta ciudad de México, ubicada 40 km al norte. Mientras paseas por las calles empedradas, podrás escuchar el antiguo Náhuatl haciendo eco en las ancestrales paredes, testimonios de la rica herencia cultural de esta área.

Sumérgete aún más en la historia con una visita al Museo Nacional del Virreinato, donde se documenta en considerable detalle la rica herencia Azteca que permea esta región.

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Luminarias del sureste

Izamal, Yucatán

La gema central de Izamal es el enorme monasterio franciscano de color amarillo construido por los colonos españoles. Hoy este vívido santuario puede acaparar gran parte de la atención, pero en tiempos lejanos cuando los Mayas habitaban estas tierras, Izamal también fue para ellos un lugar de veneración. Afortunadamente su patrimonio sigue con vida en la forma de distintas pirámides mayas que puntúan esta área. Un lugar excelente para repasar tus conocimientos históricos.

Aparta un domingo para pasarlo en la Ciudad Amarilla relajándote en el Parque Zamma, donde la música en vivo atrae a los feligreses de la región.

Isla Holbox, Yucatán

Una alternativa celestial al bullicio turístico de Cancún, la isla de Holbox está separada de la tierra firme por una laguna, no muy profunda, colmada de flamingos. Esta rebanada de paraíso tiene apenas un tamaño de 42 km. Muy pocos autos transitan aquí, ya que la mayoría de sus calles y caminos están pavimentados con arena blanca.

No dejes de desayunar un buen plato de chilaquiles en Cantina La Isla del Colibrí, después toma un taxi (por llamarle así, ya que aquí todo transporte se hace en carritos de golf) para ir a la playa, la que podrás tener casi para ti solo si te alejas un poco del área central.

Bacalar, Quintana Roo

A lo largo de los siglos XVII y XVIII Bacalar fue una zona de bucaneros y piratas, donde se escondían entre sus merodeos por el Caribe. Hoy este tranquilo pueblo es el hogar de la Laguna de Bacalar, afablemente conocida como la Laguna de los Siete Colores en honor a su llamativo color azul que cambia de tono dependiendo de la hora del día. Alimentada por una vasta red de ríos subterráneos y cenotes, la nacarada arena blanca hace que nadar en las aguas de Bacalar sea una experiencia de otro mundo. Exfolia tu piel con el barro que se encuentra en la laguna y sumérgete en sus prístinas aguas.

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Maravillas del sur

Mazunte, Oaxaca

El silencioso poblado de Mazunte se encuentra en la línea costera del estado de Oaxaca, encaramado petulantemente en una espectacular bahía natural. Hoy en día este pueblo es un emblema del ecoturismo: desde hace tres décadas prohíbe el consumo de huevos y carne de tortugas, que en otros años fue la fuente principal de ingreso en la región.

Si quieres un lugar con todas las comodidades modernas busca otro sitio, el encanto de Mazunte yace en su atractivo rústico y básico. Aquí las cosas son como han sido durante años: tranquilas, inesperadas e inmaculadas. Visita el Centro Mexicano de la Tortuga para conocer un poco más acerca de la historia del área.

Zipolite, Oaxaca

Nada lejos de Mazunte (a sólo 15 minutos en auto) encontrarás Zipolite, donde el ritmo de vida es verdaderamente sosegado a lo largo de sus 1.5 kilómetros de playa, así que lleva un buen libro o disfruta muchas horas en compañía de las olas. Un paraíso para los adoradores de la vida playera, Zipolite es una de las pocas playas nudistas de México. Los alrededores están adornado por cabañas rústicas, sitios para acampar y otras opciones de alojamiento verdaderamente básicas. Disfruta del agua pero ten cuidado al alejarte de la orilla, aquí las corrientes son muy potentes.

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Acerca del autor

Allan KortbækAllan es periodista, fotógrafo, estratega digital, autor de publicaciones y padre. No es de extrañar que todo ello se vea reflejado en su pasión por viajar y a la hora de compartir sus experiencias con todo el mundo. Allan, además de ser un amante del mar y de las olas, es un surfista en ciernes y un nadador empedernido, obsesionado con zambullirse en pleno invierno. 

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