Aproximadamente una de cada cuatro personas tiene miedo a volar, que puede ir del «No me gusta mucho volar» al rechazo absoluto a subirse a un avión. En cualquier caso puede llegar a arruinar unas vacaciones perfectas o incluso impedir irse de vacaciones o visitar a la familia o a los amigos en países lejanos.
Sea poquito o mucho el miedo a volar, siempre es posible superarlo. Hemos hablado con Patricia Furness-Smith, psicóloga con más de 25 años de experiencia tratando la fobia a volar y miembro del equipo de British Airways que imparte el curso ‘Flying with Confidence’ («vuelar con tranquilidad») y le hemos preguntado cuál es el origen de éste y cómo se puede superar el miedo a volar.
¿Por qué volar puede producir miedo, pero no, por ejemplo, manejar un coche todos los días?
Las personas somos animales terrestres. No estamos hechos para volar, por lo que la experiencia se nos hace ajena y extraña. Cuando tenemos miedo se activa la parte primitiva y emocional del cerebro y la parte racional se ignora. Por eso todas las estadísticas que proporcionan pruebas empíricas de que volar es mucho más seguro que manejar un coche pasan de largo por la cabeza de la persona con miedo a volar.
Manejar es, de hecho, 100 veces más peligroso que volar. No debería sorprendernos, ya que el mundo de la aviación funciona con una política de tolerancia cero a cualquier cosa que pueda poner en peligro nuestra seguridad. La formación de los pilotos es dura y complicada y realizan pruebas de forma regular para garantizar que sus habilidades sigan intactas. También se realizan pruebas y comprobaciones rutinarias a los aviones tras cada aterrizaje y antes de cada despegue.
A esto agrégale la abundancia de elementos integrales como las alas, el motor, el panel de control y la capacidad del combustible y tienes el medio de transporte más seguro del planeta con mucha diferencia.
No es casualidad que los estadounidenses suban a sus presidentes en un avión cuando hay disturbios civiles, ya que volar es lo más seguro que se puede hacer (es 18 veces más seguro que quedarse en la casa y 10 veces más seguro que estar en el trabajo).
¿Cuál es el origen del miedo a volar?
Tener hijos es probablemente el factor individual más común que provoca miedo a volar y se debe a dos razones.
La primera es que estamos programados para proteger a la nueva generación y cualquier cosa que percibimos como un peligro para ellos hará que queramos evitarla a toda costa. La segunda es que tener hijos, aunque es algo maravilloso, es motivo de muchísimos cambios para los papás, ya que ahora no solo son responsables de su propia vida, sino que deben alterar sus rutinas según las necesidades de los bebés.
Otro motivo habitual del miedo a volar es la percepción de que un vuelo es malo porque hay turbulencias. Garantizamos que nuestros miembros entienden perfectamente que las turbulencias son incómodas, pero nunca peligrosas. La estructura de los aviones están diseñadas para aguantar turbulencias.
¿Con qué tipos de miedo va la gente al curso Flying with Confidence?
El curso es una experiencia intensa y emocional para todas las personas que participan con fobia a volar. Los participantes llegan por la mañana muy tensos y algunas veces al borde de las lágrimas y apenas se les reconoce al final del día. La gente acude con miedos de todo tipo, desde preocupación sobre la dinámica del vuelo a miedo sobre la seguridad y, por supuesto, el miedo a sufrir un ataque de pánico y sentirse atrapado.
¿Así que a la gente no solo le preocupa el volar en sí?
No. A mucha gente no le preocupa la seguridad de volar, pero tienen otras preocupaciones. Me parece interesante descubrir el perfil del miedo de la gente con la que trabajo, ya que puede estar formado de claustrofobia, acrofobia (fobia a volar), agorafobia, fobia a los gérmenes, a las tormentas, fobia social (comer en público, por ejemplo) y miedo a vomitar, por poner algunos ejemplos de factores que contribuyen a tener miedo a volar.
En estas situaciones ¿hay que superar los miedos o intentar alejarse de ellos?
La frase que siempre repito en el curso es «Jamás cedas ante tu miedo, ya que te robará la vida».
Siempre digo a los participantes que una fobia es, por definición, un falso miedo, ya que se basa en una percepción errónea de un nivel de amenaza inexistente. Siempre aconsejo a la gente que luche contra sus miedos, pero siempre asegurándose de que tienen los elementos necesarios para ello.
He escrito una breve guía práctica del bienestar para mis clientes titulada Introducing Well-being – A Practical Guide («Introducción al bienestar: guía práctica») Un libro que fomenta una vida sana que le proporciona a los lectores convertirse en personas más positivas, con mejores recursos para poder enfrentar obstáculos y vivir sus vidas al máximo.
Si hacer algo de una forma concreta no da los resultados que quieres, entonces hay que probar un enfoque distinto y eso es lo que el curso y mi libro ofrecen. Con una actitud nueva y nuevas habilidades y conocimientos de cómo perder el miedo a volar.
Es importante actuar tan pronto sea posible. Sin embargo, al igual que pasa con otros miedos, si no te enfrentas a él estará más arraigado y afectará a otros aspectos de tu vida. El miedo a volar no entiende de edad, sexo o limitaciones y puede afectar a cualquier persona en cualquier momento, sin importar el sector demográfico al que pertenezca.
¿Es buena idea informar al personal de cabina si estás nervioso?
Sí, por supuesto. Permitirá a la tripulación darte la atención adicional que necesitas. Cualquier aerolínea importante forma a su personal para hacer todo lo posible para satisfacer las necesidades de los clientes.
¿Hay algo más que la gente pueda hacer mientras está en el avión para sentirse más a gusto?
Hay muchas cosas que los pasajeros pueden hacer, como mantenerse hidratados, y evitar estimulantes como el café, el chocolate, los refrescos y el alcohol. También ayuda llevar ropa cómoda, respirar despacio y profundamente y hacer lo posible para que los músculos estén relajados (en lugar de agarrar fuertemente el reposabrazos). Esto ayuda a que el pasajero esté en estado de «relajación y digestión» (respuestas del sistema nervioso parasimpático) en lugar de un estado de «lucha o huida» (respuestas del sistema nervioso simpático).
En vez de centrarse en el vuelo en sí recomiendo dividirlo en situaciones más breves como, por ejemplo, el servicio de comidas, ver películas, leer, etc. Estar ocupado ayuda a evitar pensamientos tipo «¿y qué pasa si…?» que llevan a ver una situación peor de lo que realmente es y hacen que la imaginación actúe de forma descontrolada.
En caso de turbulencias, en lugar de sentirte molesto aplica el paradigma 4Rs (de las cuatro erres, porque los cuatro elementos comienzan por esta letra en inglés). Si estás en un vuelo de BA de larga duración escucha mi audio guía sobre relajación en la sección Well being o ve el vídeo para viajeros nerviosos ya que puedas perder el miedo a volar.
Cuéntanos más sobre el paradigma 4Rs
Es un paradigma que diseñé para que la gente lo utilice cuando se ponga nerviosa.
Cuando una persona está nerviosa la parte emocional del cerebro es la que se activa y las emociones son ocho o nueve veces más potentes que los pensamientos. Por eso no se puede aplicar la lógica ni la información racional para pensar mejor.
Las 4Rs es un método que usamos para decirle a nuestro cerebro que no estamos en peligro, pero primero es importante reconocer que nos sentimos incómodos.
REACCIONAR- la primera R- permite llevar la iniciativa para evitar caer en una espiral de ansiedad que termine en ataque de pánico. En el curso practicamos con una pulsera de plástico cerca de la muñeca y el miedo al dolor del golpe de la goma, junto con poder decir «no» a la ansiedad, nos hace actuar.
El segundo elemento es REGULAR la respiración. Al respirar con el abdomen despacio y de forma metódica, especialmente cuando expulsamos más aire del que inspiramos, obligamos a que el cuerpo se relaje, lo que permitirá acceder a la parte racional del cerebro.
La tercera fase es RELAJAR los músculos. Esto garantiza a la parte emocional del cerebro que no hay ninguna amenaza y ayuda a relajarnos aún más.
Cuando por fin las hormonas no acuden en masa al flujo sanguíneo debemos mantener la calma. Ahora estamos en una situación donde podemos PRACTICAR (rehearse) tener pensamientos positivos que nos mantengan calmados y relajados. Encontrarás una descripción completa sobre cómo aplicar el paradigma en mi libro Flying with Confidence: The proven programme to fix your flying fears. Incluye un CD de relajación con el mismo título que te permitirá ensayar la situación de estar en un vuelo y ayudará a la parte emocional de tu cerebro a reconocer que volar no es una amenaza.
Como más vale prevenir que lamentar, recomiendo a la gente que no se les olvide ser positivos. Si cuidamos nuestra salud física y mental no tendremos problemas psicológicos (las fobias son una de las formas en las que se manifiestan). No debemos permitir que la fobia a volar dicte nuestra vida, así que me gusta animar a la gente a pedir ayuda para vivir de forma plena.
Esperamos que esta entrevista te haya inspirado a superar tu miedo a volar. Si es así, visita la página del curso de British Airways Flying with Confidence y ponte en contacto. El primer paso es una llamada.