¿Visitar 111 Pueblos Mágicos te parece demasiado? Escogimos los seis más interesantes para ti, a nuestro juicio, porque por algún lugar hay que empezar.
Real de Asientos, Aguascalientes
Construcción antigua en Real de Asientos, pueblo minero. Foto por Comisión Mexicana de Filmaciones
Antigua localidad minera con orígenes en el siglo XVI y un paisaje y clima semidesiérticos que le conceden un aspecto de pueblo fantasma, pero sin serlo. Poquitas casas, eso sí. Bellas en su mayoría, y sencillas. Los amantes del arte virreinal estarán encantados con los cuadros de Miguel Cabrera en la pinacoteca parroquial. Los túneles, la gastronomía (por ejemplo el conejo a la chichimeca) y el ecoturismo (ciclismo de montaña, rapel) completarán la experiencia.
Las opciones de hospedaje son más bien modestas; una alternativa es dormir en los otros dos Pueblos Mágicos del Estado, Calvillo y San José de Gracia, que no quedan nada lejos. Reserva hoy mismo un vuelo a la limpia ciudad de Aguascalientes, pródiga en cultura, y una vez ahí tendrás la oportunidad de manejar a este Pueblo Mágico, uno de los más originales del país. Nos lo vas a agradecer, o eso intentamos. Para saber más de Asientos te recomendamos ver esta película.
Vuelos baratos a Aguascalientes
Palizada, Campeche
Parroquia de San Joaquín en Palizada, Campeche. Foto por Roberto González
El único Pueblo Mágico del Estado huele a verdor, suda sabroso, deslumbra por medio de la calma. “Aquí ni el mar se mueve”, asegura un adulto mayor, y sonriente nos cuenta del Palo de Tinte y sus aprovechamientos en la Europa de otros tiempos. Escuchamos pregones, como en película en blanco y negro, sólo que aquí con coloridas fachadas, muy coloridas, y hasta la iglesia es así. Nos comemos un mango, contemplamos monos aulladores, paseamos a caballo y compramos maderas preciosas. No nos queremos regresar a nuestra ciudad. Pero lo hacemos, y cada noche soñamos con Palizada. Tenemos que volver, sí o sí, y admirar la Laguna de Términos, en donde habrán de terminar las preocupaciones cotidianas, que se ven tan tontas desde aquí. Puedes reservar tu vuelo directamente a la bella ciudad de Villahermosa y de ahí emprender un agradable recorrido de tan solo 80 kilómetros hacia Palizada.
Mapimí, Durango
Puente colgante de Ojuela, imponente atractivo de Mapimí, Durango. Foto por Christian Frausto Bernal
Nos cuesta mucho trabajo escribir sobre Mapimí, así pasa cuando algo nos gusta demasiado. ¿Cómo poner en palabras el silencio de la plaza al salir el sol, o describir la elegante sencillez de su arquitectura vernácula? Nos sentimos aquí como en un relato de Juan Rulfo, con la misma dignidad, el mismo dramatismo. Serán las minas, que por siglos han dotado a este pueblo de una riqueza que no únicamente es económica. Muchos habitantes en la actualidad se dedican aún a trabajarlas, y por las tardes se reúnen en la amplia cantina de la plaza, en los bajos de un antiguo hotel, hoy abandonado. Para dormir en Mapimí, luego de haber conversado con ellos e invitarles un mezcal de a cinco pesos cada uno, te sugerimos la antigua casa cural, a un costado de la iglesia. Costeable y solemne (y con estacionamiento). Por la mañana el café de chinos, con delicioso pan dulce, y luego una visita a la Mina de Ojuela, punto de gran interés para el Camino Real de Tierra Adentro. Para acceder a ella se cruza un puente colgante de más de trescientos metros entre la niebla, o bien usando la tirolesa. Pedimos perdón a los demás Pueblos Mágicos, pero Mapimí es nuestro preferido. Se llega fácil en carretera desde Gómez Palacio, Durango o Torreón.
Aculco, Estado de México
Paisaje cerca de Aculco, Estado de México. Foto por Abel M
¡Muchos Pueblos Mágicos en el Estado de México!, ¡difícil decidirse sólo por uno! Pero este, de refinada descendencia otomí, es al que siempre nos gusta ir. Por la comida (en especial los productos lácteos, y por supuesto la barbacoa) y la hermosura de sus callejuelas, de casas de muros blancos y hombres que practican suertes charras espontaneamente aquí y allá. Y la originalidad de la fachada de la parroquia. No quedan lejos la Presa Ñadó ni los prismas basálticos. Te recomendamos ir el 19 de febrero, día de fiesta, pero igual todo el año es una delicia darse una vuelta por este sencillo Pueblo Mágico, más o menos cercano de Querétaro.
Álamos, Sonora
La plaza de Álamos, Sonora, antigua capital hoy convertida en un destino turístico. Foto por Manuel Chávez R
Lugares mágicos en Sonora hay muchos. Pero el que más sobresale es Álamos. Por el clima ni tan desértico ni del todo tropical. Por las opciones de hospedaje, como la lujosa Hacienda de los Santos, pero aquí puedes encontrar más baratos y para todos los gustos. Por la paz y las puestas de sol, los colibrís revoloteando, las magníficas construcciones que nos recuerdan la grandeza de esta capital, los desayunos en Teresita’s y las historias acerca de María Félix. Tanto por ver, oler y escuchar en este pueblo que parece haberse quedado en el siglo XVII, aunque con las comodidades de nuestro siglo.
Coatepec, Veracruz
Ventanas de Coatepec, Veracruz. Foto por Hagens_world
Lo primero, reservar en un hotel bueno, bonito y barato. Lo segundo, dejarse asombrar por la sensualidad de este pueblo cafetalero que en verdad huele a café en todos lados. Hasta en el mágico mercado, al interior de muchos de los 300 y pico de inmuebles con valor histórico, en la cantina La Estrella de Oro, de las más antiguas del país de mediados del siglo XIX. Incluso en la panadería El Resobado, donde hacen pan a la leña desde hace más de un siglo (lo mejor: abren las 24 horas). A escasos minutos del bosque de niebla de Xalapa, Coatepec ofrece mucho más que solamente turismo: Coatepec es pura historia y placer. Otro Pueblo Mágico en la región es Xico, donde preparan sabroso mole.
Artículo escrito por Jorge Pedro Uribe Llamas.
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